La película llantea un futuro distópico no tan lejano, donde la tecnología es omnipresente y, por supuesto, todos somos presos (y presas) de ella, compartiendo datos, actividades, gustos, y casi todos los aspectos de nuestra vida a través de un sinfín de dispositivos electrónicos. Así mismo, la película intenta describir cómo la tecnología actual es un arma de doble filo. Las redes sociales nos hacen vulnerables a la vista de los demás pues enseñamos qué comemos, por donde pasamos, con quienes convivimos, haciendo a las compañías que crean y controlan las redes sociales excesivamente poderosas.
Mae (Emma Watson), jovencita con muchas aspiraciones que trabaja en el área de atención al público, obviamente, desperdiciando su verdadero potencial. Todo cambia cuando su mejor amiga Annie (Karen Gillan) le consigue una entrevista en The Circle, una especie de “Google” de la que todos los jóvenes sueñan con formar parte. El lugar es un paraíso en la Tierra, lleno de posibilidades para avanzar, pero Mae, bastante más introvertida y recelosa de su privacidad, pronto descubre que debe cambiar sus costumbres para poder formar verdaderos lazos en esta “comunidad”.
“El Círculo” es una gran idea que se desinfla minuto a minuto y sufre, más que nada, del errado casting de su protagonista principal, y un desenlace bastante soso. Una película chiquita que parece enorme debido a su elenco y tanto despliegue tecnológico, pero ahí entra la maestría del realizador que puede ofrecer mucho con muy poco, aunque en el balance general, se queda demasiado corto.
Pero el objetivo de la misma parece ser claro, el uso de dispositivos tecnológicos en nuestro día a día es imparable y necesario. Nadie niega sus cualidades positivas, sin embargo, hay que saber hacer un buen uso de ellos. Actualmente el uso de dispositivos tecnológicos en nuestro día a día es imparable y necesario. Nadie niega sus cualidades positivas, sin embargo, hay que saber hacer un buen uso de ellos.