Así como crecía el conflicto, se crearon y diseñaron en poco tiempo armas desconocidas hasta entonces y se perfeccionaron las empleadas en conflictos precedentes. Junto a éstas pervivió la tradición, evidenciada en el manejo de medios de transporte antiguos (caballerías) o el empleo de armas blancas como la bayoneta, útil en la lucha cuerpo a cuerpo en las trincheras. El desarrollo de la industria se divide en cinco y se
Desarrollo aeronáutico. Apenas habían transcurrido diez años del primer vuelo de los hermanos Wright cuando comenzó la Primera Guerra Mundial. El avión militar de la época tenía una velocidad máxima de unas 70 millas por hora, aunque ya por aquel entonces había automóviles que superaban esa velocidad. Al principio de la guerra, los pilotos volaban sin armamento y su objetivo era efectuar vuelos de reconocimiento sobre el territorio de combate, reportando dónde estaban las posiciones enemigas. Para evitar tales reconocimientos aéreos, se tomó la decisión de contraatacar con aeronaves equipadas con armamento, de modo que se pudiera derribar al enemigo, antes de que pudiera transmitir la información. La idea inicial fue que los pilotos llevaran pistolas, fusiles y granadas de mano, aunque este método quedó rápidamente demostrado que era bastante ineficaz.
Desarrollo en la automoción. En el ámbito de la automoción, ya en el siglo XIX un ingeniero alemán, el conde Nicholas Otto, diseñó el primer motor de combustión interna que fue inmediatamente seguido y mejorado por sus compatriotas Benz, Daimler, Porsche, Bosch, etc. En febrero de 1916 y bajo el nombre en código «tanque», Inglaterra comenzó la producción en serie de vehículos blindados de combate. Los «tanques» debían superar las brechas en el terreno, las trincheras y las barreras alemanas, permitiendo a la infantería avanzar a través de las líneas enemigas. La primera gran operación tuvo lugar el 20 de noviembre de 1917 en la batalla de Cambrai donde alrededor de 400 carros y “tanques” auxiliares, junto con el apoyo de un cuerpo aéreo, invadieron las posiciones alemanas.
Desarrollo naval. A finales del siglo XIX, Isaac Peral inventa el submarino moderno botándolo en aguas de Cádiz en 1888. El submarino de Peral estaba construido con planchas de acero y era propulsado con un motor eléctrico, estando preparado para disparar torpedos. Posteriormente y ya en el siglo XX, ante el bloqueo naval impuesto por los británicos, fueron los alemanes los que presentaron mayor avance tecnológico en este ámbito respecto al resto de países implicados en la Primera Guerra Mundial. En ese sentido, Alemania desarrolló sumergibles de propulsión mecánica llamados U-Boot que iban equipados con cañones y combinaban motores diesel y eléctrico.
Desarrollo químico. Fabricación de munición, explosivos y gas tóxico. Éste último en particular, fue una recomendación del jefe del departamento de química del Ministerio de la Guerra Prusiano Fritz Haber, de origen hebreo y premio Nobel de química por la síntesis catalítica del amoniaco.