Nació con varios objetivos, uno de los cuales fue prevenir conflictos armados tras los horrores vistos en la primera mitad del siglo XX, y, aunque es indudable que no ha logrado cumplir tal propósito, sí tuvo un papel importante en la prevención de enfrentamientos globales, incluso en un mundo marcado por la Guerra Fría.
La proclamación de las «cuatro libertades» (expresión, culto, contra el miedo y contra la miseria) por los aliados en 1941 supuso el germen de una institución supranacional de colaboración entre los Estados.
Está dividida en varios organismos administrativos como, por ejemplo, la Corte Internacional de Justicia, Consejo Económico y Social, Asamblea General entre otros.
Su mediación ha evitado varias guerras desde 1945. Sin embargo, sus posibilidades son limitadas debido a su propia estructura, que reduce la capacidad de actuación de la organización y, sobre todo, por el derecho de veto que pueden ejercer las cinco potencias vencedoras (Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Rusia y China).
Aunque en espíritu y esencia pretenden ser neutrales, está integrado por países, con intereses y necesidades distintas, por lo que en ocasiones, estos chocan con el objetivo de la organización. Sin embargo, es un organismo válido y que ayudará a resolver injusticias entre pueblos en guerra, tiranizados, o que han sufrido las secuelas de terremotos, inundaciones, etc.
La Carta de las Naciones Unidas define como funciones principales de la ONU:
Defensa de los derechos fundamentales del ser humano.
Garantizar la paz mundial, poniéndose en contra de cualquier tipo de conflicto armado.
Búsqueda de mecanismos que promuevan el progreso social de las naciones.
Creación de condiciones que mantengan la justicia y el derecho internacional.
Arreglo pacífico de las diferencias entre países.
Acción humanitaria
Acción jurídica
Eventos internacionales para promover acciones y despertar el interés sobre temas que conciernen a todo el mundo.
Labor actual de la ONU en cuanto a la igualdad de género y derechos humanos.
La igualdad de género está en el centro mismo de los derechos humanos y los valores de las Naciones Unidas. Es principio fundamental de la Carta de las Naciones Unidas, que afirma que los “derechos iguales para hombres y mujeres” y la protección y el fomento de los derechos humanos de las mujeres como responsabilidad de todos los Estados. Sin embargo, millones de mujeres del mundo entero siguen siendo víctimas de la discriminación:
Con leyes y políticas que prohíben que tengan acceso a la tierra, propiedad y vivienda, en términos de igualdad.
La violencia de género afecta por lo menos al 30% de las mujeres del mundo
En lugares en Medio Oriente, las mujeres son negadas de derechos a la salud sexual y reproductiva
Las defensoras de los derechos humanos son relegadas al ostracismo por sus comunidades, que las consideran una amenaza a la religión, el honor o la cultura.
Para garantizar de manera eficaz los derechos humanos de las mujeres es preciso, en primer lugar, una comprensión exhaustiva de las estructuras sociales y las relaciones de poder que condicionan no sólo las leyes y las políticas, sino también la economía, la dinámica social y la vida familiar y comunitaria.
Es preciso desactivar los nocivos estereotipos de género, de modo que a las mujeres no se les perciba según las pautas de lo que “deberían” hacer sino que se les considere por lo que son: personas singulares, con sus propios deseos y necesidades.