¿Es el malinchismo un mal que sólo afecta a los mexicanos de grupos sociales privilegiados económicamente?

Han transcurrido casi cinco siglos desde la Conquista y todavía tenemos esa sensación de baja pertenencia a nuestro país. 

La Malinche, una mujer traidora, es Eva, fuente de la tragicomedia del mestizo, de su vergüenza y de la deshora que nos caracteriza hasta la actualidad. 

Jesús Gallego, el socio-Director de Capital emocional, afirma en el artículo de algunos historiadores mexicanos cuentan que en una ocasión Hernán Cortes dijo que “después de Dios, le debemos la conquista de la Nueva España a Doña Marina”. 

También, la Malinche simboliza la conducta del individuo que muestra apego a lo extranjero menospreciando lo autóctono de su país. Malinche, representa traición. Desde Honduras, otra página web El mentor lingüístico, afirma que “la persona malinchista, movimiento o institución malinchista es aquella que comete traición”. 

El término malinchista es el término vulgar y más conocido que se aplica a personas –mexicanas o no- que menosprecian o consideran de menor calidad, las costumbres y ritos, en general todo lo que se produce y se refiere a su propio país. 

El malinchista es visto como un traidor, como alguien que potencia lo ajeno sobre lo propio, desligado de su propia comunidad natal. Esta apreciación, no resulta del todo incierta: después de todo, aquel que es percibido como malinchista; es alguien que en el fondo se avergüenza de su condición como mexicano, pero que por otra parte, no puede escapar de tal condición. 

Sin embargo esta expresión metafórica que personaliza la tragedia que golpeó hace tiempo a todo un pueblo, de todo un continente es a veces tratada con más serenidad por el autor Octavio Paz que se lanza a divagaciones filosóficas de oposiciones entre lo femenino y lo masculino y afirma en la página 79 de la novela El laberinto de la Soledad que el mismo escribió: 

“México es una llaga abierta. México es chingada cuando Moctezuma abre las puertas (no las piernas) de Tenochtitlán a los españoles y recibe a Cortés con presentes, los aztecas pierden la partida, su lucha final es un suicidio.” 

El malinchismo vendría a ser opuesto al nacionalismo cerrado y conservado que ha venido cultivando el mundo criollo y mestizo en América Latina frente al gigantesco imperio norteamericano. 

¿De dónde sale este rechazo hacia lo hecho en México? 

La tecnología nos separa cada vez más de la realidad, y sin embargo, puede tenerse una preferencia hacia lo extranjero sin ser malinchista, siempre y cuando no se tenga una actitud extrema de rechazo o desprecio por todo aquello que representa al país. 

El constante rechazo hacia lo mexicano por parte de algunos sectores del país, es causado por el rechazo hacia la identidad propia. La economía nacional también ha sido afectada. En lugar de generar riqueza para el país, se están gastando grandes cantidades de dinero en la compra de productos extranjeros. México llama a gritos, quiere ser visto, quiere hacerse presente... 

La población seguirá siendo malinchista suceda lo que suceda, y si cambia, ¿cuál sería el motivo para hacerlo y permanecer así? 

El malinchismo es un problema social que presentan los mexicanos en la actualidad, independientemente de la edad, sexo o condición social que presente de manera independiente, en el que buscan consumir cualquier producto con tal de que sea extranjero, lo que provoca que el comercio nacional se afecte y debido a esto, intentaré explicar las causas, características y consecuencias del malinchismo, mediante una investigación documental y de campo para analizar las repercusiones que este problema social en la economía de México. 

Dijo Aristóteles: “una mente educada es capaz de entretener un pensamiento, sin aceptarlo.” A lo mejor eso debe suceder con el malinchismo, debemos comprender de dónde proviene sin aceptar que está aquí. Las ideas al respecto deben tratarse como invitados que llegan a tu casa. Recibiéndolas con educación y escuchando lo que tienen que decir...aunque no te caigan bien, que puedes aprender que estabas equivocado y lo bueno es aprender. 

Apunta Jesús Gallego en su artículo “(...) en términos más amplios, se escucha hablar de malinchismo cuando apreciamos más lo extranjero o ajeno que lo propio. Y, me parece curioso que, además de decir ser una realidad en México, pienso que también es costumbre en algunos otros países: apreciar más lo lejano que lo cercano; hacer más esfuerzo por conocer más, lo distante que lo próximo.” 

En la actualidad, para los mexicanos es más fácil pensar en la Malinche como la mujer que traicionó a su pueblo e identificarnos con la Virgen de Guadalupe que, 

aunque con matiz indígena, representó originalmente la religión y cultura extranjera. 

La misma cultura de la espada y la cruz nos conquistó, humilló y exterminó. Los conquistadores quemaron nuestros dioses indígenas, destruyeron templos e instauraron con mano de obra indígena la construcción de iglesias para obligarnos a adorar a sus dioses extranjeros. 

¿Los mexicanos preferimos repudiar lo propio y alabar lo ajeno? 

¿Es posible generalizar? 

¿Es mayoría malinchista? 

¿Somos mayoría los que preferimos lo mexicano? 

Algunos afirman que es tal la fuerza del fenómeno malinchista, que hoy en día la religión católica es uno de los más grandes símbolos culturales de nuestro país e hicimos a la Virgen de Guadalupe parte de nuestra cultura mestiza. 

Sin estar en desacuerdo total con esta opinión, en cada país de Latinoamérica es adorada una virgen autóctona con características físicas parecidas a las de los habitantes locales. 

Creo que no será casualidad que en cada lugar conquistado por los españoles, aparecieron vírgenes para ser adoradas, sustituyendo así los dioses de los países colonizados por los de los colonizadores. 

En cuestiones de pérdida de identidad, lo que nos ha tocado vivir como territorio no es muy distinto de lo que le sucedió a la mayoría de los países colonizados por los europeos, en aquellos lugares donde la población nativa no fue erradicada por completo, como en los casos de Latinoamérica y algunos países de África. 

Por esto, no es sorprendente que aún después de tanto tiempo no logremos fortalecer nuestra identidad como mestizos y sigamos en una búsqueda incansable de la identidad como mexicanos. 

A todos estos factores se debe sumar la tendencia de seguir el modelo social globalizado, elemento que favorece que la resistencia a mantener fronteras culturales se rompa y, por tanto, la identidad pueda llegar a ser aún más difusa. 

Pero este hecho no necesariamente tiene que ser vivido como negativo. Porque tiene ventajas desde la flexibilidad de aceptar e integrar a otros y abrirse a respetar otras costumbres, como un acto de no hacer lo que nos hicieron al conquistar y robar nuestras tierras en nombre de la corona española. 

Como integrantes de un país con tanta variedad de costumbres y creencias, debemos aprender a vivir la apertura hacia otras culturas como una oportunidad de asimilar patrones distintos, no como una amenaza a nuestra identidad. 

Lograr entender qué nos pasó como cultura, puede conseguirse con bases sólidas, por eso, uno de los retos sería apostar a la educación, al fortalecimiento de los mejores valores humanos, aceptación y respeto de todos los que conformamos México y, sobre todo, al orgullo de nuestra cultura, hoy es una cultura mestiza. 

Disfrutemos vivir la heterogeneidad como una riqueza, como el pilar de todos nosotros, los mexicanos. 

La noche del grito de Independencia resulta una oportunidad para sentir las raíces culturales de la patria. 

Esnobismo: anglicismo; exagerada admiración por todo lo que es de moda o llamativo. 

Encuentro un artículo escrito por Juan Zamora Hernández donde atribuye nuestra economía al malinchismo y siento pena por esa afirmación, porque no me siento identificada por esa posición que generaliza. “(...) nuestro atraso comercial, económico y pobreza se debe a que los mexicanos preferimos todo lo extranjero a lo hecho en México; por ejemplo, en el siglo pasado todas las marcas de cigarros estaban escritas en español: Casino, Delicados, Montecarlo, Bohemios, etcétera, etcétera.” 

Las compañías tabacaleras tuvieron que ponerles nombres extranjeros a sus productos para poder competir, y así salieron los “Belmont” y otros; y después se vieron en la necesidad de comprar franquicias para poder subsistir. 

Y lo mismo sucede con la ropa, calzado y todo en general; por ejemplo, las camisas, pantalones y ropa interior, todo con marcas de nombres extranjeros. Se tiene que hacer así porque si no, no hay ventas. 

Lo mismo sucede con los refrescos; antes había limonada Mundet, Sidral etcétera. Ahora Seven up, Sprite y así le seguimos. Y hay gente que se enorgullece de que algunos artículos de importación, que también se producen 

México, digan con orgullo: ¡Ah!, los míos son mejores, porque están hechos en Alemania -si es herramienta-, o si es perfume entonces no hay mejor que el francés; si son carros está Japón, Alemania o Estados Unidos. 

Y así podemos seguir con muchos artículos, y aunque hay algunos productos que se venden en México y que además exportamos, eso no cuenta, hay que consumir lo extranjero, porque eso nos da más “caché”. 

Y así pasa con todo, con esto de la globalización; pero hay países que defienden su economía y tratan por todos los medios de consumir lo que su país produce y sólo consumen lo extranjero cuando en su país no hay, como Argentina, Chile, China y otros. 

Imitamos la música, el baile y en algunos casos hasta el idioma, porque usamos “anglicismos” que no vienen al caso, como lo hacen en muchas películas mexicanas de hoy, o “churros” como algunos les llaman. 

Hay una novela de Luis Spota que se llama: “Casi el paraíso”; en esta novela se muestra el esnobismo y el malinchismo en su máxima expresión. Nos gusta lo exótico de corazón, todo lo extranjero es bienvenido. Por eso todos los extranjeros que llegan a México, al poco tiempo de su llegada, ya están bien acomodados. 

¡Que viva México!, que es el paraíso de muchos aventureros, como el caso ese del argentino que llegó aquí y le dieron un puesto dentro del gobierno como director general del “Renau” y que resultó que este individuo era un redomado delincuente de siete suelas; ¡ah! pero como era extranjero había que tratarlo bien y darle todas las oportunidades para que se hiciera rico lo más pronto posible, para que no se diga que en México hay hambre. Y así sucedió con Carlos Ahumada, quien se hizo rico con base en concesiones que el gobierno le proporcionaba, y este sujeto para lavar su dinero hasta un club de futbol tenía o tiene. Me parece que todavía se encuentra en la cárcel, y mientras nosotros hacemos lo posible por agasajar a los extranjeros, aquí en México hay millones de mexicanos que no tienen que comer, donde dormir y que vestir (...)” 

En el artículo de “La Malinche o el esnobismo del mexicano”, percibo un juicio extremo sobre una conducta, más aislada que generalizada. No encontré estadísticas que midan la incidencia del malinchismo en la población, del tema no hay datos duros, pero no estoy en un círculo de personas entre los que pueda notar una conducta malinchista. No es evidente en mi entorno. 

Encuentro un artículo de PROFECO; El bombardeo publicitario lleva a adquirir artículos innecesarios y la periodista Laura Gómez introduce un término diferente a la calidad y al status que brinda adquirir lo extranjero: mejor precio. ¿Será? 

La leyenda "Hecho en México", que hace unos años tenían miles de productos nacionales, ha sido desplazada de los grandes anaqueles, refrigeradores y cavas de las tiendas de autoservicio para dar paso a artículos de China, Estados Unidos, 

Taiwán, Tailandia, Argentina, España, Holanda, Guatemala o Costa Rica que, con precios bajos y presentaciones llamativas, tratan de monopolizar el consumo de los capitalinos. La globalización económica en que está sumergido el país ha favorecido la llegada de estos productos, pero también la desaparición de pequeñas empresas nacionales y la absorción de marcas líderes en el mercado por compañías trasnacionales que ofrecen enseres de primera necesidad, así como de diversión y entretenimiento, con la misma eficacia que produce el "bombardeo publicitario". El gran atractivo de estas tiendas es la posibilidad de encontrar casi todo lo necesario para "hacer la vida más fácil e incidir en el poder de compra de los clientes con la simple idea de aprovechar las ofertas que se ofrecen semanalmente, aun cuando no lo necesiten en ese momento", explica la Dirección de Educación y Organización de Consumidores de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). 

En la actualidad, la variedad y el surtido son tan grandes, y la guerra de precios entre los establecimientos es tal, que el consumidor medio puede no estar bien enterado de qué es lo más adecuado para su presupuesto y su gusto, y "suele dejarse llevar por la marea de mercancía que se le atraviesa en el camino, las cartulinas de ofertas colocadas en la entrada de los establecimientos o los cartelitos insertados entre los productos", dice la Profeco. 

De acuerdo con los resultados de la encuesta Tendencias en México, actitudes del consumidor y el supermercado 2003, realizada por la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, aunque 91 por ciento de los consultados dijeron comprar sólo lo necesario siempre o a menudo, 44 por ciento aceptó que ocasionalmente compra por impulso algunos artículos que no habían planeado y cerca de la mitad de ese universo dijo que adquiere productos sólo porque están en oferta. Esa situación es aprovechada por las tiendas para colocar junto a los productos "ancla" -es decir, aquellos que están en el primer lugar de las preferencias del consumidor, que en su mayoría son las marcas nacionales y/o muy conocidas- las "nuevas adquisiciones", lo cual ha provocado que aquella frase de "hecho en México" esté en riesgo de desaparecer. 

Actualmente, no sólo los artículos de temporada nacionales han sido desplazados por productos de China, Argentina o los denominados tigres asiáticos, sino también los alimentos para mascotas, que son en su mayoría de Estados Unidos y Canadá; o de cristalería, donde, aun cuando existe un predominio de la producción local, se ha incrementado la presencia de enseres chinos o italianos. El sector de línea blanca y aparatos electrónicos es el mejor ejemplo de la comercialización de productos importados, pues existe una presencia mayoritaria de China, seguida de Estados Unidos y muy por detrás de las marcas mexicanas, 

algunas asociadas con fábricas de origen chino, para competir con los precios bajos de sus rivales y mantenerse en el mercado. 

Una situación similar se da en el ramo de cristalería, embutidos y quesos, donde, aunque el país cuenta con un importante número de empresas líderes que tienen el reconocimiento de los consumidores, la gente se inclina por las "nuevas variedades", procedentes de Argentina o Chile. Su costo es menor a los productos nacionales, pero un factor que incide en su elección es la constante degustación de que son objeto y "los altos valores nutricionales" que supuestamente contienen. 

Lo mismo sucede en el área de abarrotes, donde igual se puede encontrar una lata de verduras, atún, sardina, mayonesa y aderezos de Estados Unidos, Corea del Sur, Argentina o España, que algunos chiles secos de China, cuyos precios son inferiores hasta 40 por ciento a los nacionales. Los únicos que mantienen su "liderazgo" son algunas latas de chiles y frijoles, así como los moles y lácteos en sus diferentes presentaciones. 

Ni los jaladores, palanganas, cubetas, escobas y bombas de baño se escapan de la invasión propiciada por la firma de acuerdos comerciales, el "malinchismo existente en algunos estratos de la población, o el bombardeo publicitario de tal o cual marca que los hará sentirse mejor, estar seguros de que al usarla no dañarán el ambiente e ir a la moda, que demanda una sociedad que vive contra el tiempo", concluye Profeco. 

Referencias. 

Gómez Flores, Laura, (2005), La Jornada, “Prefieren los consumidores productos extranjeros llamativos y baratos”, consultado en: http://www.jornada.unam.mx/2005/12/27/index.php?section=capital&article=033nc ap, consultado el: 05/10/17 

Hernando Zamora, Juan. (2012), El Viga; CDMX “La Malinche o el esnobismo del mexicano”, consultado en: https://www.elvigia.net/columnas/luces- bahia/2012/3/29/malinche-esnobismo-mexicano-126840.html, consultado el: 05/10/17. 

Mendoza, Tania Elizabeth Silva, Alto nivel; CDMX, “¿Eres malinchista? ¿Cómo manifiestas tu identidad como mexicano?”, consultado en: https://www.altonivel.com.mx/38089-los-mexicanos-somos-malinchistas/, consultado el: 05/10/17. 

Gallego, Jesús, Socio-Director de Capital emocional, (2012), Opinión “El malinchismo de lo más Próximo, consultado en: https://jesusgallego.files.wordpress.com/2012/01/el-malinchismo-de-lo-mc3a1s prc3b3ximo.pdf, consultado el: 05/10/17. 

S/A, El mentor lingüístico, (2014), “¿Qué quiere decir malinchismo?”, consultado en: https://mentorlinguistico.wordpress.com/2014/02/27/que-quiere- decirmalinchismo/, consultado el: 05/10/17. 

Milagros Palma, (Barcelona, “Malinche, el Malinchismo o el lado femenino de la sociedad mestiza”, Consultado en: http://www.ub.edu/SIMS/pdf/GeneroClaseRaza/GeneroClaseRaza-04.pdf, consultado el: 05/10/17. 



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