El Imperio del Japón entró en la Segunda Guerra Mundial lanzando una ofensiva sorpresa que se inició con el ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Los objetivos estratégicos de la ofensiva eran paralizar la flota estadounidense en el Pacífico, capturar yacimientos petrolíferos en las Indias Orientales Neerlandesas y expandir los límites del Imperio Japonés para crear un formidable perímetro defensivo alrededor del territorio recién adquirido.
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